El conflicto entre el Gobierno y los gremios aeronáuticos se agudiza, con paros y amenazas de privatización en Aerolíneas Argentinas. Mientras se retoman las negociaciones salariales, el Ejecutivo exige modificaciones en el convenio colectivo y advierte sobre el cierre de la aerolínea. La desregulación de los servicios de rampas y la división sindical complican aún…
El conflicto entre el Gobierno nacional y los gremios aeronáuticos sigue escalando, con la administración de Javier Milei enfrentando uno de sus desafíos más complejos. Este lunes, representantes de Aerolíneas Argentinas y los sindicatos volvieron a sentarse en la mesa de negociación, luego de una semana marcada por paros sorpresivos y amenazas de privatización. La principal demanda de los trabajadores es un aumento salarial, ya que los sueldos han quedado rezagados hasta un 90% respecto a diciembre de 2023.
El Gobierno, dispuesto a ofrecer un aumento salarial superior al 14% inicialmente propuesto, condiciona este gesto a una serie de modificaciones en el convenio colectivo de trabajo, que incluirían recortes en beneficios como remises y pasajes para vacaciones. Según la administración, estos beneficios afectan la rentabilidad de la empresa, especialmente si se avanza con el plan de privatización.
El clima de tensión aumentó la semana pasada cuando el Gobierno lanzó un ultimátum a los sindicatos, advirtiendo que, si no se alcanzaba un acuerdo y las medidas de fuerza continuaban, Aerolíneas Argentinas podría enfrentarse a un cierre mediante un Plan Preventivo de Crisis. Guillermo Francos, jefe de Gabinete, dejó en claro que la privatización sigue siendo una opción: “Si no resolvemos esto, vamos hacia el fin de Aerolíneas”. Mientras tanto, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, aseguró que la prioridad del Ejecutivo es evitar que los pasajeros sean afectados por la situación.
Desregulación y medidas contra Intercargo
La situación empeoró con los paros sorpresivos de Intercargo, la empresa encargada de los servicios de rampas, lo que generó caos en los aeropuertos, con pasajeros varados y equipajes extraviados. En respuesta, el Gobierno tomó medidas drásticas: despidió a 16 empleados de Intercargo y desreguló el servicio de rampas, permitiendo la entrada de empresas externas para suplir la función. Esta decisión intensifica la presión sobre los gremios y pone en riesgo el empleo de muchos de sus afiliados.
División gremial y un futuro incierto
Los sindicatos están divididos sobre cómo continuar con la lucha. Algunos defienden las medidas de fuerza, mientras que otros advierten que las protestas están favoreciendo los intereses privatizadores del Gobierno. Ricardo Cirielli, líder de uno de los gremios, criticó la escalada del conflicto y propuso un enfoque menos confrontativo.
El futuro de Aerolíneas Argentinas sigue siendo incierto. Si bien el Gobierno insiste en que la privatización es la única salida, no hay consenso en el Congreso para avanzar con esa medida. A su vez, la necesidad de reducir los costos de la aerolínea y las tensiones laborales podrían acelerar el proceso de privatización o, en el peor de los casos, el colapso de la empresa. Sin embargo, muchos coinciden en que reemplazar la conectividad que ofrece Aerolíneas a corto plazo sería un desafío complejo.
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