El Municipio de San Isidro dio un paso fundamental en su ambicioso Plan Costero con la recuperación de un predio estratégico ubicado en Roque Sáenz Peña y el río.
En este espacio, que durante años funcionó como un bar privado, se concretó la demolición de una estructura de más de 1.000 metros cuadrados, iniciando así un proceso de limpieza y puesta en valor para transformarlo en un espacio público verde, accesible y abierto a toda la comunidad.
Esta medida forma parte de una política municipal más amplia que busca ampliar el acceso al frente ribereño, revirtiendo décadas de permisos precarios e informalidades en el uso de terrenos públicos. Desde el Municipio, explicaron que el objetivo central es garantizar que todos los vecinos puedan disfrutar de la costa, sin la necesidad de pertenecer a un club privado.
«Queremos una costa integrada y accesible, con espacios públicos para que todos los vecinos de San Isidro, y quienes nos visitan, puedan disfrutarla», afirmó el intendente Ramón Lanús. El jefe comunal fue enfático al señalar la situación preexistente: «Hoy en San Isidro, si no sos socio de un club, no tenés bajada pública a la costa. Nosotros vinimos a cambiar eso. En total vamos a recuperar 8 hectáreas de costa que hoy están ocupadas o cuyo acceso es restringido, para ponerlas en valor y generar un paseo costero».
La recuperación de este predio no es solo una acción urbanística, sino una clara decisión política orientada a devolver al espacio público lo que había sido utilizado con fines privados.
El terreno recuperado estaba ocupado por el bar Catalejo, que operaba desde 1996 bajo un permiso precario y gratuito. Según precisaron desde el Municipio, este permiso no contemplaba el pago de canon por el uso del espacio y podía ser revocado en cualquier momento si se definía un destino diferente para el terreno.
Con este marco legal, el Municipio avanzó con la demolición de Catalejo, y ya anticipó que en julio se procederá con la misma medida respecto a Barisidro, otro bar que funcionaba en condiciones similares y cuyo permiso fue recientemente revocado.
Desde la administración local, se remarcó que «venimos de años y años de permisos precarios y manejos informales, donde se desdibujó el límite de lo privado y lo público, y se perdió una visión de largo plazo para integrar nuestra ciudad con el Río de la Plata». Concluyeron que esta acción es «un paso más para recuperar espacio público para todos los vecinos de San Isidro e impulsar el trabajo, el desarrollo económico y la seguridad de la zona».

La calle Roque Sáenz Peña es relevante no solo por su ubicación ribereña, sino también por su función estratégica como conexión vial. Esta arteria atraviesa el centro histórico de San Isidro junto con Del Barco Centenera, uniendo el Alto y el Bajo del distrito.
Además, al convertirse en la avenida Bernabé Márquez, bordea el Hipódromo y forma parte de la Ruta Provincial Nº 4, conectando múltiples municipios del Gran Buenos Aires y extendiéndose desde el norte hasta el sur de la Ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, la recuperación y transformación de este predio tiene implicancias urbanas y regionales, al mejorar la accesibilidad y revitalizar un área de alto tránsito y valor simbólico.
El avance del Plan Costero en Roque Sáenz Peña no es un hecho aislado. El Municipio ya había dado pasos significativos en la misma dirección, como la revocación de la autorización para un barrio cerrado que se encontraba frente al río en la calle Alvear, en Martínez.
Asimismo, se destaca la puesta en valor del Parque 33 Orientales, en el límite con San Fernando, donde se recuperaron y mejoraron más de 5.000 m² de espacio público, con áreas verdes, zonas recreativas y juegos, además de resaltar el hito histórico del bicentenario de los 33 Orientales.
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